La piedra lunar dio bastante juego.
La mayoría de los contertulios coincidimos en que no es una obra maestra (Maxi excluido), pero sí un buen libro con unos personajes muy bien creados que recrea muy bien la época en la que se desarrolla la acción. Fue especialmente destacada la figura de Betteredge, el primer narrador.
Pero la historia defrauda un poco, especialmente su final, y quizás por ello sólo obtuvo un 7,14 de media.
Buen debut de Nuria.
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ResponderEliminarEn la Piedra Lunar a nadie se pasan por la Piedra.
ResponderEliminarLa búsqueda de Franklin, en estado de Piedra fumada y sorteando toda clases de Piedras en el camino que le llevará a su amor, es la Piedra angular de esta simpática novela.
Miss Clack hubiese dado toda su biblioteca por La Piedra de Geofrey, no así por la gema.
Será La Piedra lunar una obra importante de la literatura inglesa del siglo XIX ...pero estamos en el siglo XXI.No he conectado en absoluto con el libro. Todo demasiado previsible y con una ambientación muy de la época colonial. Seguramente en su momento y para sus coetáneos fue espectacular pero en mi biblioteca no ocupará un lugar destacado.Nada que objetar al depurado estilo del autor , la sabia combinación de personajes, lo innovador en cuanto a la aparición de distintos narradores que cuentan la historia desde distintos ángulos. Desde mi particular manera de entender cualquier forma de arte , incluida la literatura , para que entre en mi mundo tiene que darme ese "pellizco" que aquí no ha aparecido. No me ha "trasmitido" y "el duende" se ha quedado dormido.
ResponderEliminar¿Compararíamos a la oscarizada Slumdog Millonaire con 12 hombres sin piedad?
ResponderEliminarNo aguantaría un solo round, lo contemporáneo es infinitamente mas básico y vacío.
Otra cosa es la percepción individual de una obra determinada, respetable según sea la persona de origen.
En el siglo XXI sigue siendo genial aquello que lo fué en el en IXX o en el XV, como el David de Miguel Angel que tan grato recuerdo dejó en ELVIS.
Cuestión de puntos de vista, generalizar nunca ha sido acertado. Solo me guio por mis gustos e instintos (a ser posible lo más primarios posibles). Yo particularmente nunca pondría en mi salón una escultura de un efebo enseñando rabo aunque la tallara Miguel Angel. En cambio no dudaría en enmarcar la ropa interior de Traci Lords y a ser posible con una bonita raya. Por otra parte pienso que no renunciaría a poseer algo clásico como ...el látigo del Marqués de Sade o la gorra blanca de visera que usaba Hermann Göring. Cada vez lo veo más claro .
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